Fue allá por el 2010 que empezamos a escuchar la oferta de bolsones de verdura. No se hablaba de agroecología aún, pero algunas organizaciones nos empezaban a proponer que trajéramos verdura directa de las quintas en formato bolsón (?).
Algo nuevo, entre 5 y 10 kg de variedades rotativas de verdura que no podía asegurarse con gran precisión cuáles iban a ser, apelando al descubrimiento individual de los poderes nutricionales y de sabores que porta el mundo hortícola.
Los quinteros del Gran Buenos Aires cansados de que los camiones de los mercados mayoristas les compren lo que querían, al precio que se les cantaba, pagando con absoluta irregularidad, empezaron a aceptar la idea a través de organizaciones que fomentamos algo muy simple: conocernos, cumplir con los pagos y contarle a quien compra el bolsón de dónde viene la mercadería.
El productor empezó a descubrir que este mecanismo le permitía vender un volumen significativo a precios mejores que el mercado y que podía incluir con flexibilidad diferentes variedades en el bolsón. La misma flexibilidad con que la naturaleza va proveyendo, esto le permitía tirar menos, no clavarse con alguna sobre-producción de variedades muy abundantes y de paso, cada vez más gente fue conociendo el marginado mundo de los cordones hortícolas que nos dan de comer a tanta gente en condiciones muy mejorables.
Detrás de esos bolsones hay largas familias de compañeros mayormente bolivianos que en el último tiempo vienen migrando masivamente a la producción agroecológica abandonando las recetas llenas de químicos que las empresas intentaron insertar como fórmulas mágicas para minimizar riesgos y aumentar la productividad. Vuelven a reconectar con saberes ancestrales. Con eso que hacían sus abuelos en Bolivia y que ellos de pequeños pudieron observar mientras jugaban entre surcos.
Cada vez que pedimos un BOLSÓN SORPRESA, recordemos que todo esto está detrás. Una herramienta creada desde las bases populares intentando darle al quintero la flexibilidad que necesita con un ciudadano abierto a lo que la naturaleza va ofreciendo, en función del clima y de lo que necesitamos para cada estación del año. Atrás de los bolsones hay una mejor forma de vivir, con mas conexión con nuestra salud y con la naturaleza, aliviando la presión financiera que ejercen los mercados sobre los pequeños productores.
Si fuimos nosotros mismos los que permitimos que se lucre con el alimenta a través del poder que fuimos delegando en los mercados, seamos nosotros también los que sigamos desarrollando alternativas comerciales inteligentes que nos saquen de la resignación absoluta en que hace tantos años que estamos sumergidos.
AGUANTE EL BOLSÓN SOPRESA
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